martes, 22 de mayo de 2018

MIR Educativo. Buena idea, mala comparación.

El MIR es un programa de formación por el que todo futuro médico debe pasar. Es un programa formativo muy eficaz, de éxito y con una gran aceptación por hospitales, médicos y sociedad.
Así pues, que se intente exportar un caso de éxito a otros ámbitos es algo lógico, adecuado e incluso inteligente. Lo malo de todo esto es cuando lo que se exporta es el nombre y algunas características análogas, pero lo que no se exporta son los procesos que conducen realmente al éxito del MIR.
Antes de continuar quiero expresar que no estoy en contra de que se haga un MIR, DIR o como se quiera llamar al nuevo proceso formativo por el que deben pasar las personas que quieran ser docentes (funcionarios o no). Hay consenso sobre la necesidad de cambiar el plan formativo, unas personas dicen por el fracaso del actual y otras por la necesidad de mejorarlo.
Del MIR se puede importar el nombre,  la duración, la estructura (prácticas en un centro docente), la selección (los mejores alumnos eligen centro) e incluso el nivel académico que se necesita para comenzar los estudios docentes. Que se quiera hacer prácticas antes de comenzar la labor docente está muy bien y que se intente seleccionar las mentes más brillantes, también está muy bien. De hecho estas dos ideas estarían bien para mejorar cualquier grado académico, por ejemplo la ingeniería, química, filosofía, biología, matemáticas, historia,…..  solo hace falta que el alumnado con  mejor expediente académico lo elija.
¿Qué es lo que de verdad consigue que el MIR sea un éxito? Además de que el alumnado tiene un brillante expediente académico y una gran vocación, hay dos factores sumamente importantes: el planteamiento sobre cómo tratar al paciente y el protocolo existente en el contexto médico.
El primer factor es el planteamiento de la personalización. Es el médico el que se adapta al paciente, no hay otra forma de hacerlo si deseamos “sanarle”. El segundo factor es el protocolo existente. Hay diagnósticos reconocidos,  protocolos de actuación para dichos diagnósticos y tratamientos validados con demostrada eficacia. Sin estos dos factores poco importa que se  tenga el alumnado más brillante y la vocación. Dicho de otra forma sin el MIR nos trataría un médico novato, sin experiencia ¿Alguien querría ir a su consulta?, lo que nos garantiza el MIR es que el médico que nos va a atender ha pasado por un proceso formativo donde ha adquirido la experiencia necesaria para “sanarnos”.
El proceso de formación es muy similar al sanitario. Para que fuera altamente eficaz deberíamos tratar al alumnado de forma independiente, y preferiblemente al que "vaya mal" (esto es inviable actualmente) pero  el segundo factor: diagnóstico, procedimiento y tratamiento, sí que sería posible aplicarlo.
Es buena idea fijarse  en el MIR, pero además del nombre, duración, proceso de selección y estructura, se debe trabajar para crear un contexto similar al sector médico. Prevención (para que no haya fracaso escolar y potenciar el desarrollo), tratamiento personalizado a las personas que lo necesitan (con innovación educativa se puede conseguir sin altos costes) diagnósticos (en este enlace tienen tres muy comunes), protocolos de actuación y tratamientos validados.

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